2020 ha sido un año marcado por la pandemia mundial, que ha tenido un efecto sin precedentes en prácticamente toda la actividad mundial, incluida la distribución de productos y servicios. El efecto del Covid-19 en el retail es inmenso y todavía nos queda por ver sus consecuencias a largo plazo. Estamos aún en el centro de la tormenta y esto nos impide ver con claridad el horizonte que nos espera una vez llegue la calma o la “nueva normalidad” como algunos la llaman.
Aunque es imposible tener certezas sobre lo que vendrá, y menos ahora que hemos aprendido que el futuro es absolutamente incierto, podemos ver algunas tendencias que muy probablemente se quedarán y definirán los próximos años.
- Crecimiento del comercio electrónico. Es el cambio más importante y que todos sabíamos que vendría, pero que la pandemia ha acelerado exponencialmente. A falta de tiendas tradicionales, los consumidores han dado el salto al comercio virtual, sin importar edades ni categorías de producto. Toda la actividad comercial se ha visto afectada por esta migración hacia el comercio electrónico y tanto fabricantes como distribuidores han sabido responder, en gran medida, a esta nueva realidad.
- Transformación de la cadena logística. Aunque al igual que el e-commerce, no es algo nuevo, la pandemia ha obligado a casi todas las empresas a revisar sus procesos logísticos, desde el acceso a materias primas, compras, fabricación, pasando por cada proceso para asegurar flexibilidad, adaptabilidad y resiliencia. A esto debemos añadir el impacto que traerán a esta área la adopción del 5G y de nuevas tecnologías digitales como el blockchain.
- Logística inversa y economía circular. Complementando el punto anterior, seguramente veremos un enfoque creciente en la gestión de la logística inversa y mayor inversión. El objetivo es claro: ganar eficiencia en devoluciones (que crecerán al igual que el e-commerce) y buscar soluciones que reduzcan la huella de carbono y sean sostenibles, para eventualmente lograr un círculo virtuoso de uso y reúso que no genere desperdicios.
- Robots y automatización. Este apartado no ha avanzado tanto como algunos expertos y gurús preveían. Existen ejemplos de drones, coches autónomos y otro tipo de robots/máquinas que empiezan a tener presencia en la relación con el consumidor, pero todavía no han alcanzado la masa crítica necesaria para que sean una realidad palpable. Dicho esto, la inversión en este campo seguirá aumentando y más pronto de lo que pensamos podríamos tener a un dron entregando nuestro pedido de comida a domicilio.
- Venta directa al consumidor. En este año y muy probablemente en los próximos veremos cómo nacen nuevas marcas cuyo objetivo es la venta directa al consumidor. Es un fenómeno que hemos visto en moda y perfumería principalmente, pero seguirá expandiéndose a otras categorías de producto. La mayoría tienen un enfoque muy centrado en ofrecer una experiencia de compra y un servicio exquisitos.
- Nuevos sistemas de pago. Este año ha entrado en vigencia la nueva normativa europea de pago, aumentando la seguridad con la que compramos productos y servicios digitalmente. Asimismo, veremos un aumento de las opciones que los consumidores tendremos para pagar productos y servicios, ya sea a través de plataformas como Bizum o Paypal, o mediante nuevas modalidades de suscripción, de pagos a plazos, créditos, pago por uso, nuevas herramientas para intercambio de productos y servicios, etc. Las formas de pago están cambiando radicalmente.
¡Existen otras tendencias que también tendrán un impacto en el comercio en los próximos años y esperamos iros informando en próximas ediciones!